...DESEARÍAMOS NO HABER ARADO EN EL MAR...

Las madres y padres actuales de 25,30, 35 años que han sido marcados desde la infancia por un padre o una madre negligentes, dominantes, ausentes emocionalmente o sobreprotectores, no suelen educar como fueron ellas y ellos educadas y educados. Pero por querer ser distintos y actuar de manera diferente que sus padres, ejercen a veces una educación tan diametralmente opuesta que debemos recordar que los extremos, muchas veces inconscientes, siempre son tóxicos.

Demasiadas veces vemos como padres llenos de amor crean esos “pequeños y queridísimos monstruos” que van haciéndose mayores sin que nada fuera a predecir su futuro. Y cuando son mayores los padres no entienden cómo es que quizás nunca a sus hijos les va bien en pareja, quizás enferman con depresión, o incluso se vinculan con adicciones, quizás no saben cómo disfrutar de la vida o tienen dificultades socialmente. Lo que casi nunca saben estos hijos es qué es lo que ellos realmente quieren. Tampoco qué les hace felices pues se pasaron la vida siendo juzgados, aconsejados o sin límites claros que les dieran seguridad y protección. Quizás tuvieron que hacer que sus auténticas necesidades y su ser genuino se volviera invisible.

Y esos padres inocentemente culpables, con la única manera que saben amar a sus hijos llegan un día en que se preguntan ¿Qué hicimos tan mal? ¡Tanto esfuerzo para ellos, tanto que los queremos! ¡Hemos arado en el mar!

La buena noticia es que el amor lo puede todo y muchas y muchos están atentos a lo que pasa con sus hijos e hijas. Desean tomar consciencia y si hace falta aclarar conceptos, corregir conductas, saber amar sin condiciones y sin egoísmo inconsciente.

Desean por encima de todo hacer de mama y papa, en su justo lugar, aconsejando, orientando, poniendo límites con amor para que sus hijos se sientan los pequeños protegidos y seguros, respetando lo propio y genuino de ese pequeño ser, pero jamás imponiendo, sujetando, fiscalizando, juzgando, dominando con la excusa que es por su bien o sobreprotegiendo porque eso los coloca en el lugar erróneo.